Uno de los tantos aspectos que implica la cuida del caballo es el manejo de cascos.
Este aspecto refiere tanto a la salud de los cascos la cual se supervisa mediante la higiene de los mismos, y un desvasado periódico, como también a la prevención de defectos de aplomos con la aplicación de un desvasado correctivo si correspondiera.
Sin embargo, incluso entre quienes vivimos con los caballos, está presente el miedo intuitivo a ser pateados, asociamos la idea de manejar potros con el miedo y la desconfianza.
El Manejo de Impronta aporta en este aspecto como en tantos otros, un cimiento fundamental que revierte por completo este miedo tanto en los caballos como en quienes los manejan.
El potro aprende con extrema rapidez a confiar sus patas a quien lo maneja ya que integramos este manejo antes incluso que comience a utilizarlas para defenderse.
Los caballos en todas sus edades integran experiencias por habituación, es decir, por repetición.
Esperar la visita del herrero o herrador sin haber habituado antes al caballo a entregar sus patas, seguramente derivará en una mala experiencia para todos.
Si el desvasado o herrado se asocian con una experiencia negativa, obtendremos un caballo que se dispondrá a "la lucha" con solo escuchar la voz o las herramientas del herrero.
Es así que con tristeza, conocemos muchos casos de caballos de comportamiento ejemplar en todos los aspectos, que se comportan intratables ante la visita del herrero. Este último, desarrolla una profesión de gran importancia y es nuestro deber esperarlo con caballos habituados sin importar la edad que tengan.
El herrero no es domador, y los artilugios que se utilicen para compensar la mala conducta de los potros
(mordazas, sedantes, gritos, cadenas, etc), solo colaborarán en un espiral ascendente donde enseñamos al
caballo a desarrollar nuevas estrategias de defensa provocando rebeldía, resabio y desconfianza (sin mencionar los posibles accidentes).
El caballo es un animal de presa.
Como tal cuenta con dos recursos primarios de supervivencia; huir corriendo o defenderse pateando.
Su instinto les demanda reserva y desconfianza respecto a sus cuatro patas.
Teniendo esto presente es bastante simple convencerlos de que nos permitan tocar y levantar sus extremidades con un poco de técnica y otro poco de paciencia.
Un caballo que cede sus patas es similar a un guerrero que depone sus armas: si lo hace es porque CONFIA.
Visto así es de orden dedicarle un tiempo a tan importante aspecto de la cuida, por su bienestar y por la integridad física de ambas partes de la ecuación.
La dedicación hace caer otro mito:
No hay edad mínima para que un potro sea respetuoso y colaborador.
Las siguientes imágenes fueron tomadas en Haras La Concordia, donde el Manejo de Impronta es rutina de todos los nacimientos de cada año.
La clave del éxito?; descomponer las dificultades:
...a permanecer "inmóviles" contenidos contra la empalizada,
...conocieron el lugar proyectado para su primer desvasado.
El lugar es importante; tranquilo, aislado del pasaje de vehículos y ruidos fuertes en especial la primera vez.
La madre cerca; a la vista (en su primera vez la madre cerca transmite calma).
El manejo adecuado preserva lo enseñado; mantenerlos a la fuerza inmóviles entre varias personas los asustaría mucho y provocaría sus instintos de huída y defensa.
Como la habituación fue progresiva, los potros sabían permanecer atados, inmóviles por el accionar del maneador y equilibrados a la hora de ceder sus extremidades.
Al conocer todo lo anterior de antemano, solo se vieron expuestos a la novedad de ser manejados por gente "nueva", y al ruido de las herramientas.
Como resultado se obtuvo un óptimo aprovechamiento del tiempo y los profesionales que podían optar por herrar o desvasar a la madre mientras se estaba desvasando cada potro.
Manejo Integral es Bienestar Animal
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